sábado, 22 de mayo de 2010

Si el año pasado vi 10 películas, seguro que 8 de ellas las vi en un largo viaje en bus. Hace un par de días, de madrugada, en el retorno a mi hogar, pusieron "Yes man", con Jim Carrey. Tiene varios años la película, pero todavía no había podido verla. Era una de esas muchas cintas en la categoría de "pendiente".

Es una comedia, pero más que reírme, me dejó pensando. Le he dado varias vueltas a su contenido. Mi vida, aunque ha cambiado algo en los últimos meses, sigue siendo plana. Es cierto que uno no puede decirle "sí" a todo en la vida, pero tampoco se puede vivir para las negativas. Deberíamos decirle sí a alguna actividad que nos saque de la rutina, pero el mundo está planificado de tal forma que el centro de la vida sea el trabajo y los días se planifican de tal forma que resultan todos iguales, calcados. Deberíamos decir sí a alguna actividad que nos saque de nuestro circuito egoísta y que resulte sólo en beneficio para nuestro prójimo. Pero eso es difícil, pues todo lo calculamos para el beneficio propio. Deberíamos también decirle sí a cosas que le den color a nuestra existencia.

Me siento reflejado en Carl, el protagonista, en la falta de sociabilización. Como a él, tampoco a mí la autoexclusión del mundo me ha traído felicidad. De verdad, me sirvió para hacer un descarnado análisis de mi realidad -siendo una comedia...-.

Si no ha visto la cinta, se la recomiendo totalmente (por ahí dicen que es demasiado parecida a Liar Liar, pero esa película no me gustó tanto...).


"Yes Man", 2008, dirigida por Peyton Reed. USA-Australia.

lunes, 10 de mayo de 2010

Esa nube

El fin de semana estuve en mi casa, visitando a mi gente. No podía perder la oportunidad de jugar fútbol el sábado de noche, tras casi un mes en abstinencia. Hay tipos talentosos que pueden estar mucho tiempo parados y al volver a una cancha, ni se les nota la falta de fútbol. Parece como si siempre hubieran estado activos. Tristemente no es ese mi caso. A mi se me notó demasiado. Rocé el ridículo.

Además tuvimos la mala suerte de pegarle un pelotazo a un sistema para apagar incendios que existe en el gimnasio -y que inteligentemente pusieron al ladito de la cancha...- y empezó a saltar agua para todos lados. Tuvo que detenerse la pichanga y salir a buscar herramientas y materiales para solucionar el problema. Por cierto, también un balde y trapos para secar. Después de un laaargo rato se reanudó la acción, el partido siguió como venía y perdimos. Jugamos otro partido y de nuevo perdimos. Esa segunda caída fue más dolorosa, porque estuvimos a escasos minutos de ganar. Mi intolerancia a la derrota me llevó a lanzar con fuerza contra el suelo el que hoy en día es mi polerón favorito -por lo abrigador...-. Le hice pedazos el mecanismo de cierre.

Siento que la nube negra sobre mi cabeza no me quiere abandonar.

domingo, 2 de mayo de 2010

Botes en Tomé City


Botes en Tomé City
Cargado originalmente por Manomora