Así no podemos

mujer del viento , Cargado originalmente por mano mora

Se lo dijo afectada, y sin enojo ni rencor (“Así no podemos seguir”), entendiendo cabalmente la situación, pero él no dijo nada, sólo tomó su bicicleta y se largó, pedaleando enérgicamente por el borde de la playa, con rabia, entre ráfagas de viento y arena que amenazaban con derribarlo en aquel día de cielo oscuro, y que por momentos lo ocultaban de la atenta y cada vez más lejana mirada de ella, también coartada por sus cabellos negros, que se revolvían y se le iban a la cara.