lunes, 10 de mayo de 2010

Esa nube

El fin de semana estuve en mi casa, visitando a mi gente. No podía perder la oportunidad de jugar fútbol el sábado de noche, tras casi un mes en abstinencia. Hay tipos talentosos que pueden estar mucho tiempo parados y al volver a una cancha, ni se les nota la falta de fútbol. Parece como si siempre hubieran estado activos. Tristemente no es ese mi caso. A mi se me notó demasiado. Rocé el ridículo.

Además tuvimos la mala suerte de pegarle un pelotazo a un sistema para apagar incendios que existe en el gimnasio -y que inteligentemente pusieron al ladito de la cancha...- y empezó a saltar agua para todos lados. Tuvo que detenerse la pichanga y salir a buscar herramientas y materiales para solucionar el problema. Por cierto, también un balde y trapos para secar. Después de un laaargo rato se reanudó la acción, el partido siguió como venía y perdimos. Jugamos otro partido y de nuevo perdimos. Esa segunda caída fue más dolorosa, porque estuvimos a escasos minutos de ganar. Mi intolerancia a la derrota me llevó a lanzar con fuerza contra el suelo el que hoy en día es mi polerón favorito -por lo abrigador...-. Le hice pedazos el mecanismo de cierre.

Siento que la nube negra sobre mi cabeza no me quiere abandonar.

4 comentarios:

Gabriel Cruz dijo...

Bueno Manomora, sólo falta un poco de práctica y eso es todo, como bien lo haz dicho cada persona se desempeña de una manera distinta. Ánimo mi estimado!!...

Bleid dijo...

como se diria en Catalunya poc a poc i bona lletra, es decir poco a poco y buena letra, ya iras cogiendo el ritmo
abrazos

Manuel dijo...

Por supuesto que se entiende el enojo. Perder en una pichanga no es como perder en cualquier cosa, es algo serio y profundo. Gracias a Dios fue solo tu polerón quien sufrió las consecuencias.

Anonimo dijo...

mente positiva mi amigo, tanto tiempo desaparecido